miércoles, 7 de noviembre de 2012

Boda Real




El cotilla hace surgir el rumor, el idiota lo hace correr y el ignorante se lo cree sin más


Autor: Sara Cendón


 
Recuerdo muy bien el día en que el Príncipe de Asturias y futuro Rey de los españoles se casaba en la Catedral de la Almudena con una periodista llamada Letizia Ortiz que, hasta hace nada, presentaba las noticias en el canal uno de la tele. A mí me daba lo mismo lo que pasara ese día pero mi madre estaba exaltada. ¡Era como si la que se casara ese día fuera ella!
           
¡Mi madre era así! Desde que se enteró de la pedida de mano estaba emocionada con la idea. Decía que era la mejor esposa para el príncipe y la mejor reina que podríamos tener. La verdad, es que no creo que fuera para tanto pero mi madre se entusiasmó tanto que dijo que aquel sábado, 22 de mayo de 2004, dejaría todo lo que tuviera que hacer para estar todo el día plantada delante del televisor y yo, para chincharla, la dije reiteradamente que no estaría en casa, que me iría de compras hasta que toda aquella parafernalia terminara. Mi madre se rió de mí, diciéndome que no se lo creía porque siempre decía cosas y luego no las hacía; pero, sin embargo, aquella vez mi madre se iba a sorprender de veras.

Aquel sábado me levanté pronto, recogí mi habitación, ayudé un poco con las cosas de la casa y me marché al centro comercial a pasar un buen rato mirando cosillas: libros, música, películas, juegos para el ordenador, colonias, ropa, comida… y dejando a mi madre pegada al televisor con la bata y los rulos puestos.

Sabía, por todos los programas de cotilleos, que la ceremonia acabaría sobre las doce de la mañana, así que solamente tenía que permanecer en el centro comercial hasta esa hora y luego aparecer por casa a ver qué me contaba mi madre.

Al estar fuera de casa toda la mañana, estaba completamente segura que mi madre estaría muy enfadada conmigo y, por este motivo, la compré un gran ramo de rosas rojas con el que esperaba entendiera que a mí todo el rollo de bodas reales, programas de cotilleos y demás, no me interesan en absoluto.

En cuanto entré por la puerta de casa, me encogí de hombros esperando que mi madre se abalanzara sobre mí para echarme los perros, como aquel que dice pero, sin embargo, fue todo lo contrario. ¡Cómo se alegró cuando vió el ramo de rosas! Su cara era la felicidad en estado puro y se emocionó tanto que a punto estuvo de llorar pero el efecto duró poco porque al cabo de unos segundos me recriminó que me había marchado durante un evento tan importante, tan importante que vete tú a saber cuándo se volvería a repetir.


Mi madre no entendía que yo pasaba de todos aquellos temas; además, tengo un lema que intento cumplir tantas veces como  me sea posible: "no hagas lo que la multitud hace, a menos que sea lo que verdaderamente quieras hacer" y eso es lo que me propuse aquel día pero mi madre seguía sin comprenderlo y lo único que me recriminaba es que como no me gustaba la futura reina, había preferido gastarme dinero en cosas innecesarias en vez de gastar el tiempo en ver un acontecimiento único en la vida.

Y era verdad. Mi madre tenía razón tan sólo en una cosa: ella no me gusta. No me parece la persona más adecuada para representar a todos los españoles pero es mi opinión. Hay quien dice que la monarquía está cambiando. Cambiando desde la pedida de mano, donde la futura reina dió un manotazo al príncipe y le mandó callar delante de millones de ojos que miraban con todo detalle todo lo que hacía. Mi madre dijo que aquello le pareció normal, que era síntoma de amor, de cambio en una monarquía donde las mujeres volverían a tener un papel relevante en la historia pero a mí todo aquello me pareció mal. ¿Qué por qué? Por una razón más que evidente: porque era una simple periodista que, además, estaba divorciada y no creía en el matrimonio religioso.

Sí, realmente esos son mis pensamientos pero entonces me pregunto, ¿cómo podría una persona con tales ideas gobernar un país? ¿Cómo puede una futura reina tener el aspecto que tiene? He podido observar, las pocas veces que he visto algún programilla del corazón, que cada vez que sale en la tele se parece más a los niños de África... sí, esos que se mueren de hambre. Y... ¿qué se puede decir del vestido de boda? ¡Por dios! Si era como el de Diana de Gales cuando se casó con el príncipe Carlos de Inglaterra. Bueno, no era tan pomposo pero era casi igual de feo.

Todavía resuenan en mi cabeza las palabras que me dijo mi madre cuando me atreví a decir todo aquello en voz alta. Insistió en que me gustaban más las extranjeras para ser futuras reinas de España y ahí es cuando la tenía que medio dar la razón pero en realidad, lo único que me hubiera gustado era que nuestro príncipe hubiera elegido a alguien de la realeza, tal y como hizo su padre o una persona que hubiera sido educada para desempeñar con elegancia este cargo porque le pese a quien le pese, nuestra queridísima Letizia no es elegante aunque la vistan los mejores diseñadores nacionales como internacionales. ¿Podéis decirme que no es mejor reina Doña Sofía que Doña Letizia?

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