Sangre en el lago

¿Qué pasaría si las habladurías de la gente se convirtieran en leyenda y esas leyendas en realidad?

Autor: Sara Cendón

Para muchas personas la noche es un momento tranquilo, donde los ruidos no existen, donde la luz no tiene ganas de aparecer, donde la noche no es nada pero, sin embargo, para otros muchos, lo es todo.

La noche que nos ocupa, una pareja de adolescentes se había adentrado en las profundidades del bosque para hacer lo que, normalmente, no podían hacer en sus casas; estaban impacientes y sus risas resonaban por todo el bosque que escondía en lo más profundo de su ser, un enorme y apacible lago. No mucha gente sabía de su existencia pero los pocos que habían logrado llegar hasta él, no olvidaban lo que se habían encontrado.

Amanda, era una atleta profesional: campeona de carreras de fondo mientras que David hacía lo que podía cuando ella le tomaba la delantera. Amanda fue la primera en llegar al borde del lago y, como si apenas hubiera gastado energía, llamaba a gritos a David a la vez que se desvestía y oía cómo David se acercaba hacia donde estaba.

- Amanda- dijo David intentando contener la respiración-. Deja de correr como alma que lleva el diablo cada vez que decidimos venir al lago. Sabes que la gente dice que tenemos que tener cuidado. Sabes lo que se dice de este lago, ¿no?

- David, deja de hablar tanto y métete en el agua, a ser posible sin la ropa- dijo Amanda adentrándose en el lago totalmente desnuda.

David se lo pensó durante un rato, puesto que no dejaban de sonar en su cabeza, las palabras de la gente del pueblo: "el lago se teñía de un color rojizo, como de sangre, cuando dos personas permanecían en el centro de él" y tenía miedo que aquello se convirtiera en realidad; intentando calmarse, empezó a desnudarse mientras veía cómo Amy le llamaba desde el centro del lago y nadó en aquella dirección. En cuanto llegó donde se encontraba Amy, los dos notaron cómo el lago cambiaba de color, convirtiéndose en rojo, totalmente rojo, rojo sangre.